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ENTRENADORES DE FUTBOL

- el futbol iniciación

¿Qué diferencias existen en el fútbol base en competir para ganar y competir para formar?

¿Qué diferencias existen en el fútbol base en competir para ganar y competir para formar?

¿QUÉ SUELE SUCEDER CUANDO SE COMPITE PARA GANAR?

Se suele seleccionar a jugadores que están acelerados en sus capacidades físicas, especialmente a los más fuertes. Ellos son los titulares.

Se da menos importancia a su habilidad técnica, a la asistencia regular, a su actitud y esfuerzos en los entrenamientos y al comportamiento dentro del grupo

Hay menos posibilidades para los menos fuertes físicamente, para los más jóvenes, para los mas retardados en su desarrollo y menos capaces. El futbol es antidemocrático.

Desde los 8 años se da una desmesurada importancia a la táctica colectiva.

Se aplica siempre el mismo sistema de juego.

Se busca inmediatamente la profundidad en el juego de ataque. El equipo tiene prisa y juega más rápido de lo que es capaz.

Se juega muy verticalmente y se emplean frecuentemente y preferiblemente pases largos (también el portero despeja con el pie).

Pocas intenciones para construir el juego. Frecuentemente el balón no pasa por el medio del campo y va directamente a los atacantes, mediante pases largos.

Se realizan pocos cambios de orientación en las acciones ofensivas.

El responsable es un entrenador/técnico que instruye con el fin de ganar el partido y el campeonato.

El jugador debe obedecer al técnico que manda desde la línea lateral.

En busca de la victoria enseña a ser desleal, hacer trampas, ser deshonesto y engañar a los contrarios y al árbitro. Los fines justifican los medios.

Se juega más contra que con el balón. No hay tiempo y espacio para amagues.

Prematura especialización en una determinada demarcación o rol. Juegan siempre los mismos y poco los suplentes.

Se expone al joven prematuramente a la competición de los adultos. Dura años hasta que desarrolle los mismos hábitos que demuestran los adultos en el juego 11 contra 11.

Se da una desmesurada importancia al trabajo físico porque así se consiguen más rápidamente resultados.

Para poder ganar prevalece en los entrenamientos la aplicación de la metodología tradicional.

Se valora más lo deportivo que las personas. Se aceptan frecuentemente comportamientos discutibles para conseguir buen resultado.

¿QUÉ SUELE SUCEDER CUANDO SE COMPITE PARA FORMAR?

Todos juegan y no solo los más fuertes. Se prefiere a jugadores con perspectivas en el manejo del balón e inteligencia.

El buen comportamiento fuera y dentro del campo es uno de los criterios para la selección así como la voluntad de esforzarse.

Todos tienen los mismos derechos para jugar independientemente de su físico y capacidad. El futbol es democrático.

El partido sirve para evaluar el grado de habilidad y ganar experiencia en la táctica.

Se varía frecuentemente el sistema de juego.

Prevalece la cultura de mantener la posesión del balón. No hay prisa en el juego.

Todos los jugadores tocan el balón. Prevalecen pases cortos y apoyos cortos. El portero suele servir el balón con la mano.

El balón avanza generalmente de la defensa a los medio campistas y de ellos a los atacantes, basándose el juego en los principios de comunicación y cooperación.

Con el objetivo de crear espacios para la penetración, se cambia frecuentemente la orientación en el ataque.

El responsable es un formador que estimula con el fin de mejorar el rendimiento del jugador y de su equipo.

El jugador realiza la próxima acción en función de lo que él ha observado y decidido. No decide el técnico para él.

Se enseña la deportividad, a la honestidad, a respetar el reglamento y ser leal en las confrontaciones con los adversarios.

Se juega con el balón, acariciándolo. Hay tiempo para ejecutar fintas y utilizar su fantasía e imaginación.

Todos reciben varias oportunidades, experimentan varios puestos y roles en la competición. Juegan todos, independientemente de su calidad.

Se adapta la competición en cada fase de la evolución del niño a sus capacidades físicas e intelectuales.

Se busca respetar la naturaleza del niño y se mejoran las capacidades condicionales y coordinativas con una gran variedad de juegos.

Para poder formar mejor al jugador debe prevalecer en las prácticas la aplicación de la metodología activa.

Se da prioridad a la formación de la persona por medio del deporte. Se utiliza el deporte como una escuela de la vida.

(Opiniones extraídas del libro "FUTBOL A LA MEDIDA DEL NIÑO”, de Horst Wein).

DE ESTAS DIFERENCIAS PODRIAMOS EXTRAER LAS SIGUIENTES CONCLUSIONES

En las categorías de formación, la práctica de un juego de buena calidad deberá estar por encima de los resultados deportivos, porque para enseñar a jugar bien es necesario olvidar los resultados y estar dispuestos a correr riesgos tácticos, aunque el equipo adversario marque goles. Es importante comprender que el juego es una extensión del proceso de entrenamiento.

Buscar siempre la victoria, con gran desempeño y determinación, intentando siempre jugar de la mejor forma posible y nunca intentar ganar a cualquier precio, como si ganar ahora fuese lo más importante.

No debemos dar gran importancia a la derrota, pues perder es siempre una posibilidad que existe en el transcurso de un partido y nunca hay garantías de ganar. Pero si alguien nos gana, que sea el equipo que mejor juego a desarrollado, pero nunca perder por no haber luchado con todas nuestras fuerzas. Nuestros jugadores no se considerarán derrotados si han dado lo mejor de sí mismos e hicieron todo lo posible para alcanzar la victoria.

Ganar no es tan bueno o importante como parece, ni perder tan malo. No se puede asociar de una forma simplista la victoria con el éxito y la derrota con el fracaso, ya que todo depende de cómo un equipo consigue esos resultados, porque se puede ganar jugando muy mal y en un ambiente poco agradable, y perder jugando muy bien y con un buen espíritu del grupo.

Hay que aprender a jugar como si fuese un entrenamiento y a entrenar como su fuese un partido.

Ganar es la consecuencia de jugar bien, por tanto tenemos que estar motivados y pensar en jugar siempre lo mejor posible, porque los resultados aparecerán en el momento oportuno, como la fruta madura que cae por su propio peso.

¿Qué entendemos por la formación del futbolista?

¿Qué entendemos por la formación del futbolista?

¿A QUÉ LLAMAMOS FORMACIÓN DEL FUTBOLISTA?

La respuesta es bastante sencilla, formar es preparar a un niño o niña para ser futbolista. Esta preparación es compleja, existen numerosos detalles a tener en cuenta. Sin embargo, en este primer apartado pretendemos reflexionar sobre el nivel del futbolista, el aficionado, el profesional.

Es importante en primer lugar identificar al grupo de jóvenes a los que dirigimos nuestra labor formadora, ver si tienen las capacidades básicas para ser un profesional, ver el momento en el que nos encontramos en el proceso. Puede que cometamos un error inicial al pretender formar a jugadores cadetes con escaso nivel para ser jugadores profesionales, ni queda tiempo, ni tienen las cualidades suficientes. En este caso orientaremos nuestra labor hacia una formación deportiva más general, que sean jóvenes sanos, que se diviertan con el fútbol, que conozcan nuevos compañeros etc. Los medios de entrenamiento serán diferentes, la exigencia será diferente, más flexible. Con niños pequeños, en edades alevines y benjamines la formación es muy parecida para todos, se tratará de utilizar el fútbol como un medio, adaptándolo a las características de un niño, dimensiones, material, juego y diversión.

¿CÓMO FORMAR A UN/A FUTBOLISTA?

En primer lugar es necesario comentar algunas ideas sobre el debate clásico, el jugador nace o se hace. Creemos importante aclarar esta cuestión. Cada vez es más indudable la importancia del entrenamiento y las experiencias que tiene el deportista en comparación con las cualidades innatas, especialmente en fútbol. Exponemos una cita de Baker, 2001, citado por Hohmann (2003). Parece estar claro que la herencia puede jugar el mismo rol importante que la educación del talento en un deporte que depende de uno o dos componentes, como el atletismo. En todos los demás deportes, especialmente en aquellos donde las habilidades para el tratamiento de la información, es decir habilidades para ver al compañero, balón, oponentes en constantes cambios y a diferentes velocidades, como en fútbol, el rol de la práctica o entrenamiento intencionado es más importante que el componente genético. Además en fútbol los componentes son muy diversos, psicológicos, físicos.

Influyen innumerables aspectos en el talento de un jugador, diferentes teorías del aprendizaje nos dicen que desde muy temprana edad se desarrollan las capacidades para cualquier actividad. Cuando realizamos una primera evaluación a un niño/a que con 10 años nos muestra unas cualidades magníficas y a otro que no las posee, decimos que uno ha nacido futbolista y el otro no, desconociendo la actividad previa que han realizado hasta esa edad. De hecho, el entorno familiar en los primeros años influye notablemente, los juegos que realiza con los hermanos, padres, si vive en la ciudad o ha correteado y saltado incansablemente en el campo.

Una vez que a los 10 ó 12 años se han identificado a los jugadores con mayores habilidades se inicia el proceso de formación en los clubes. Creemos conveniente planificar este proceso para controlar lo que estamos haciendo.

En primer lugar, es necesario reflexionar acerca de las habilidades que son necesarias para ser futbolista profesional. Como deporte abierto y con numerosos componentes es difícil plantear un perfil exacto. Algunos futbolistas de Primera División destacan por su calidad con el balón, otros por su fortaleza física, otros por el carácter ganador. En cualquier caso todos ellos cumplen unos requisitos mínimos en el resto de componentes. Esta es nuestra idea, formar jugadores que, respetando y perfeccionando el aspecto sobresaliente que les hace destacar sobre la media, mejoren hasta los mínimos necesarios en todos los demás componentes que requiere el fútbol. Por ello, se estudian las edades en las que se debe entrenar unos contenidos y no otros. Sabemos que la resistencia anaeróbica no debe adelantarse a edades anteriores a los 13 ó 14 años, que las habilidades técnicas serán el sustento de las posteriores decisiones tácticas del individuo. Posteriormente se analizan los medios de entrenamiento, sabemos las ventajas que ofrecen las situaciones reducidas en iniciación respecto al juego colectivo de 11x11, los aspectos positivos de las tareas integradas con balón mediante el juego, la necesidad de exigir una reflexión al jugador cuando realiza alguna acción para que sea inteligente en el partido.

Los numerosos contenidos a entrenar se organizarán en las diferentes etapas de forma progresiva. Utilizaremos la competición como una situación problema para observar el comportamiento de los jugadores, es un examen, variable, en diferentes puestos, ante diferentes oponentes, sin estar supeditados únicamente al resultado, servirá de nueva experiencia. Pero para todo ello, hay que explicar a los padres, a los directivos, nuestras intenciones, que todos entiendan que sacrificar el resultado en etapas tempranas es reforzar las cualidades de los jugadores en etapas posteriores. Rotar a los jugadores de 10 y 12 años es provocar dificultades nuevas, un jugador que se acostumbra a jugar en banda no aprende a tener oponentes en todo su alrededor como le ocurre a un pivote en el centro del campo, colocar al “grande” de delantero centro o central desde los 10 años, sin saber si crecerá más o menos, es limitarlo. Todos conocemos jugadores que han desarrollado antes y que sin embargo luego se han quedado, se han quedado en estatura y en experiencias variadas. Es fácil decirlo, ¡ya!, pero si no gano me echan. Seguiremos intentando convencer a más gente.

Es relativamente sencillo planificar el entrenamiento si se cuenta con recursos y personal cualificado. Personal cualificado, ¡este sí que es un aspecto importante. La calidad de los entrenadores se basa en una formación adecuada, en experiencias previas como jugador o entrenador, pero además en una inquietud constante por parte del entrenador de mejorar y aprender día a día. La idea de que en el fútbol todo está inventado nos parece muy peligrosa para los entrenadores nuevos. Nos gusta más la idea de que cuanto más sabemos mejor apreciamos todo lo que nos queda por aprender. Y al final de todo ello, está el cariño, la paciencia, el sacrificio y la modestia del entrenador de base. Cualidades que se deben utilizar de distinta manera según las edades a las que nos enfrentamos, niños, jóvenes o adultos.

Parece muy fácil hacer futbolistas, teóricamente, pero la realidad es otra, en las mejores escuelas del mundo el porcentaje de futbolistas del más alto nivel respecto al número de niños y niñas que empiezan es muy reducido, al final siempre falta algo, las lesiones, errónea selección, el entorno familiar, una lenta progresión, falta de motivación, excesiva presión, métodos inadecuados, entrenadores no cualificados etc. De todos los inconvenientes que se aprecian el objetivo de una entidad como el Athletic Club de Bilbao es reducir los errores en todos estos ámbitos. No existe una única solución, son muchos los frentes de mejora. Estamos en ello.

BIBLIOGRAFÍA

Hohmann, A. (2003). Aspectos científicos del desarrollo de talentos. El modelo alemán. Jornadas sobre Talentos deportivos. Gobierno de Canarias.

(Este articulo es obra de Luis Fradua, Coordinador del Fútbol Base del Athletic Club de Bilbao).

¿Cómo dirigir un equipo de fútbol base? (1)

¿Cómo dirigir un equipo de fútbol base? (1)

Los futbolistas y el equipo aceptarán de buen grado las directrices de los técnicos si comprueban que los conducen a su éxito personal y grupal. No rechazarán lecciones que nazcan de un acertado planteamiento directivo, por muy exigentes que sean.

- Los futbolistas infantiles y juveniles, en edades de aprendizaje y de consolidación de lo aprendido, no son sujetos pasivos a los que se les impongan, por la fuerza de la autoridad, unos modos teóricos de comportarse en el fútbol. Son sujetos pasivos, sí, porque son receptivos y con ganas de aprender, pero son sujetos activos, también, dotados de una personalidad creadora que es necesario respetar y estimular.

- La preocupación obsesiva por los resultados es un aspecto que sometemos a la consideración del entrenador en estas edades. Los niños, siguiendo otros modelos que se les proponen desde el mundo de los adultos, aprecian más el éxito inmediato que el proceso de aprendizaje, que es lento.

- El niño quiere competir cuanto antes, quiere evidenciar su talento sin esperar que su categoría futbolística se asiente sobre un fundamento más consistente, quiere buscar aparecer ante los demás antes que procurar ser mejor y le comen las prisas por demostrarse que sabe ganar un partido.

- Nunca se dará por concluido el aprendizaje y la mejora en el fútbol.

- El hecho comunicativo es tan esencial en la vida de los grupos, que todo esfuerzo por mantenerlo vivo nos parece de suma importancia. Si algo entorpece, lo que sea, ese intercambio de opiniones entre el entrenador y sus jugadores, debería ser solucionado a la mayor brevedad posible, hoy mejor que mañana.

- Todo entrenador que se encuentra al frente de un grupo humano, se responsabiliza, en una palabra, de ese equipo al que orienta según un determinado plan de acción y de pensamiento. Y serán estas ideas y estas decisiones las que le definan a él en su trabajo de todos los días.

- Ser, por tanto, competente equivale a ser buen conocedor, en la teoría y en la práctica, de todos aquellos mecanismos que posibilitan hacerse cargo de un grupo de niños a quienes les gusta el fútbol y acuden a él por diversos motivos, como pudieran ser la diversión durante un tiempo de juego, o la ocasión de encontrarse con unos amigos, o la oportunidad de forjarse un futuro.

- Su capacidad de liderazgo, o de constituirse como centro de referencia y coordinación de todos los integrantes del equipo y de todo lo que se realice en el equipo.

- Su capacidad de apropiarse las iniciativas de todos los demás componentes del equipo, e integrarlas en el esfuerzo común de todos.

- Un entrenador, como director competente de equipo, sería un técnico que mostrara un perfil: emocionalmente estable, extrovertido, equilibrado, capaz de organizar un grupo humano, comprensivo de las personas que le rodean, autocrítico, profundamente motivado hacia su quehacer cotidiano. Conciliador de las distintas formas de ser que surjan en el seno de su equipo, estudioso de los asuntos que se relacionan con el fútbol, seguro de si mismo, suficiente, para orientar hacia los jugadores su energía creadora.

- Hay que estar muy seguros de si mismos para convencer a los demás de su competencia, muy contrastadas sus dotes personales mediante los continuos exámenes y revisiones críticas, y muy firmes en sus conocimientos técnicos y humanos, como para seguir siendo fiel a sus métodos y a sus ideas. La seguridad en su mismo supera todas las dudas posibles que pudieran darse alrededor de sus lecciones. Equivaldría a la forma explícita con la que los niños se dijeran, una y mil veces “si él lo dice, por algo será”.

- El entrenador debe reconocerse, ante todo, como un educador sobre cuyos hombros descansa la tarea apasionante de poner a un grupo de niños en contacto con el mundo a través del fútbol, y de permitir que todas las vivencias y las experiencias que esos niños vayan acumulando configuren su propia cultura.

¿Cómo dirigir un equipo de fútbol base? (2)

¿Cómo dirigir un equipo de fútbol base? (2)

- El entrenador, en su función educativa, se preocupará por que esos niños crezcan hacia dentro –que se responsabilicen de lo que están viviendo- y crezcan hacia fuera –que sean capaces de relacionarse, comunicarse, con los demás, en el equipo.

- El fútbol, como otro deporte más, es competición. Por lo tanto, todo aquel que se dedique al fútbol, competirá.

- La tarea de dirigir a un equipo se convierte en transformar a ese equipo. Y más que mandar, de lo que se trata, en estas edades, es de transformar a esos niños, procurando sacar de ellos lo mejor de sí mismos.

- Dirigir a un equipo, corrigiendo sus errores, no se lleva a cabo mediante amenazas, castigos o voces destempladas, sino desde las razones que se exponen fundadas en la categoría humana y técnica.

- Relativizar los fracasos, en unas edades donde el error no tendría por qué ser motivo de enfado sino de estímulo para la mejora. No se trata de olvidar el fracaso, sino de darle su verdadero significado. Los niños y los jóvenes no lo saben todo, no aciertan en sus decisiones, tampoco conocen todas las claves a las que agarrarse para emprender su tarea con éxito.

- Razones, que a lo mejor no bastarán, luego, para ganar un partido, pero que fundamentan, al menos, todos los recursos necesarios para que en principio se obtuviera la victoria. Dirigir un equipo, acertadamente, no significa garantizarle el triunfo, sino dotarle de razones suficientes con que acercarse a esa posibilidad. No se trata de ganar un partido o una competición a base de razones, sino de ganar en madurez humana y futbolística.

- A los niños hay que ofrecerles el porqué de las cosas, hay que razonar lo que se les está enseñando, y hay que demostrarles, con la puesta en práctica de lo que se les enseña, que el fútbol se diseña en el pensamiento y en la acción. En la teoría y en la práctica, como lo llevaría a cabo cualquier profesor en cualquier otro campo del saber humano.

- Tarde o temprano, más bien pronto, la competición futbolística descubrirá todos los fallos que se hayan ido acumulando a lo largo de una deficiente preparación, y serán los futbolistas adultos, en su momento niños y jóvenes, quienes se descubran faltos de los recursos físicos, psíquicos, técnicos, más elementales, con los que hacer frente a sus nuevas obligaciones profesionales.

- Los resultados de todos y cada uno de los niños y jóvenes que forman un equipo quedan a expensas de lo que cada uno, según su desarrollo, pueda y deba ofrecer.

- Forzar la consecución de otro tipo de resultados no sería más que engañarse con el día de hoy, que por otra parte no quiere saber nada del día de mañana. Y supondría no resolver adecuadamente el proceso evolutivo de los niños.

- De todas formas, y reconociendo que enseñar desgasta, conviene que los entrenadores actualicen sus conocimientos, tanto teóricos como prácticos, para evitar, por ejemplo, que la reiteración de sus métodos de trabajo, o la oferta de los mismos contenidos, o su alejamiento progresivo de las publicaciones técnicas que sobre el fútbol van apareciendo periódicamente, los desmotivaran o los incapacitaran poco a poco para sus tareas futuras.

- Esta responsabilidad, o estos deberes de los entrenadores, para con el mundo de la familia, no merma en absoluto su capacidad de decisión por lo que respecta al ordenamiento de sus prácticas como enseñante y como máxima autoridad dentro del equipo. Y en este sentido todos deberían prestarle su apoyo incondicional, y en primer lugar los padres, que han confiado a su custodia todo el trabajo específico de la iniciación al fútbol. Lógica será por tanto la exigencia de los entrenadores de que los padres se mantengan al margen de estas tareas, y de que no se inmiscuyan en los procesos de aprendizaje.

- El respeto mutuo debe constituir una constante, sin resquicios, en las relaciones entrenador-familia. Cualquiera de las dos partes que faltara a este requisito, estaría haciendo un flaco favor a los niños, víctimas, en ocasiones, de los antagonismos escandalizantes de unos y otros.

¿Cómo dirigir un equipo de fútbol base? (3)

¿Cómo dirigir un equipo de fútbol base? (3)

- Cuando un grupo de amigos establece distancias en relación con otros integrantes del mismo equipo, rompe la unidad de ese equipo y dificulta la tarea del entrenador hasta límites insospechados. Cuando el grupo de amigos favorece sólo sus propios intereses y esa preferencia se hace ostensible en el terreno de juego, la tarea de dirigir a ese equipo se hace poco menos que imposible. Cuando los grupos de amigos no son exclusivistas, y aun marcando sus legítimas relaciones más íntimas, acogen sin distinción a todos los demás grupos en torno a la unidad del equipo, la tarea de dirigir al equipo no debería presentar ningún inconveniente.

- Decir juego limpio es aceptar iniciarse en el mundo del fútbol sin marrullerías, sin trampas, sin el recurso a la violencia que destruye al contrario. Es, sobre todo, reconocerse cada uno como un ser humano que acepta voluntaria y éticamente las reglas de un deporte llamado fútbol.

- El entrenador, además de reprimir ese juego violento, como uno de sus cometidos desde una opción negativa de su responsabilidad en la dirección de equipos, y de estimular positivamente la práctica del juego limpio como condición indispensable de su hacer ético, enseñará a los niños la interpretación recta de las reglas de juego que les permitan aprovecharse de cuantas ventajas conceden a los futbolistas.

- Los futbolistas inteligentes, los mejor preparados, no sentirán la necesidad de recurrir a las conductas violentas para hacerse un nombre en el fútbol.

- Si a los jóvenes se les enseña, y se les exige, el respeto a su entrenador como a su educador futbolístico, y nadie pone en duda el valor de esta relación, que representa, por otra parte, uno de los fundamentos de la dirección de los equipos, ¿por qué no inculcarles, dentro del mismo marco de valores humanos, el respeto hacia los árbitros?, ¿acaso los árbitros no dirigen el juego, no llevan a cabo una auténtica dirección de los equipos?

- A los árbitros se les exigirá el sello de su imparcialidad responsable y la autencidad de su calidad humana y técnica. Los futbolistas infantiles y juveniles tienen que valorar la dificultad que reviste la tarea de los árbitros. Y tienen que comprender, la diferencia que existe entre la imposibilidad de que los árbitros rectifiquen sus fallos y las reiteradas oportunidades que asisten a los futbolistas para que ellos sí puedan enmendar sus errores.

- El primer reto del director de equipo será encontrar los modos de integrar a todos en su equipo. Encontrar fórmulas de unión para que cada uno deje de pensar en sí mismo y piense, lo antes posible, en nosotros.

- Hay que lograr que todos los que pertenecen a ese equipo adquieran en seguida, ese sentimiento de solidaridad, que no es ni más ni menos que el resultado de un trabajo en común, que alcanza como su resultado más preciado, el que existe una identidad colectiva, llamada equipo, que urge a todos por igual.

- El fútbol no es una exhibición personal de una cierta maestría de gestos que se ofreciera al aplauso de los aficionados, sino la tarea colectiva que manifiesta la armonía de un sistema de relaciones de todo tipo.

- El entrenador se ganará la confianza de todos sus jugadores tan pronto como demuestre que cuenta con ellos para todo. Pero tendrá que acercarse él primero a los demás, como lo acabamos de decir, puesto que los niños, a estas edades tan tempranas de su responsabilidad deportiva, no disponen de razones suficientes para iniciar un diálogo continuado.

- Muchos de ellos llegarán al equipo desde sitios y ambientes distintos, y al llegar allí, a un grupo diferente del que proceden, se encontrarán solos, inseguros, con el miedo lógico a no ser tenidos en cuenta si no destacan en seguida. La soledad coarta sus posibilidades de integración y de no encontrar, cuanto antes, el apoyo comunicativo de su entrenador, optarán por abandonar sus ganas de jugar al fútbol, o seguirán a remolque en medio de un sinfín de inconvenientes difícilmente superables.

- Antes de iniciarlos en los secretos del fútbol, antes de impartir las primeras lecciones sobre el concepto del juego o sobre el control del balón, deberían los entrenadores crear el clima comunicativo que aglutinara a todos los niños que integran el equipo.

- La sabiduría de un entrenador no se mide únicamente por el caudal de conocimientos teóricos y prácticos, relacionados directamente con el concepto del juego, del entrenamiento y de la competición.

- Hay algo también que justifica y define la categoría de cualquier entrenador, en cualquiera de las etapas del fútbol, y es su talante comunicativo, su capacidad de sintonizar con todos, de dar respuestas a todos, de evitar los silencios, de tener palabras oportunas en cada momento para cada uno de sus jugadores.

- El entrenador no debe dar nada por supuesto.

- Hay que conseguir que las palabras aporten convencimiento, claridad de percepción, expresión sincera.

¿Cómo enseñar y educar a los jóvenes futbolistas?

¿Cómo enseñar y educar a los jóvenes futbolistas?

Os expongo a continuación una serie de reflexiones, a mi parecer interesantísimas, sobre cómo enseñar y educar a los futbolistas más jóvenes, extraído de “REFELEXIONES SOBRE FÚTBOL BASE  EN CATEGORÍAS INFERIORES”  de Rafa Alarcón Guerrero, presentado en las V Jornadas Técnicas Deportivas, Julio, 2003 (Manacor-Mallorca).

1.- La categoría BENJAMÍN (Escuela) es para divertirse y aprender JUGANDO .

2.- Los niños captan mejor la información que les queremos aportar cuando está es presentada como APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO .

3.- Los jugadores deben aprender a PENSAR y a analizar cada situación del juego. No jugadores-robots.

4.- No COARTAR SU CREATIVIDAD encasillándolos continuamente en el mismo sistema táctico. Variedad.

5.- Los sistemas tácticos no deben acaparar un protagonismo excesivo.

6.- Debemos utilizar recursos técnicos que además de serles útiles, también se acerque a sus PROPIOS INTERESES .

“ ¿Qué suele hacer la EDUCACIÓN?. Convierte un arroyo serpenteante y libre, en una acequia recta” (H.Thoreau)

Según CORBEAU (1990), los motivos expresados por los alumnos que empiezan a jugar al fútbol determinan los MOVIMIENTOS que MÁS LES ATRAEN :

DESPLAZAR EL BALÓN HACIA DELANTE     40 %

CHUTAR EL BALÓN (MARCAR GOL)             35 %

HACER PASES                                                  10 %

CORRER SOBRE EL TERRENO                       10 %

DEFENDER EL BALÓN                                       5 %

7.- Convencer a los niños de salir “jugando” el balón. Apreciar el toque, y su valor cuando perdemos el mismo. Por tanto, debemos cuidarlo, manejándolo con criterio.

8.- Es importante que tengan el mayor número de contactos.

9.- Debemos ser flexibles en cuanto al talento y a la creatividad de los jugadores. Son ellos los PROTAGONISTAS. Son ellos los que CONSTRUYEN SU PROPIO APRENDIZAJE .

“Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos, porque ellos tienen los suyos propios . Podéis dar cobijo a su cuerpo, pero a su alma no, porque sus almas viven en la casa del mañana, la cual no podéis visitar, ni siquiera en vuestros sueños. Podéis esforzaros para ser como ellos, pero no intentéis que ellos sean como vosotros . Porque la vida no camina hacia atrás ni se detiene con el ayer.”  Khalil Gibran “El Profeta” (1923)

10.- No debemos olvidarnos de trabajar la MULTILATERALIDAD con nuestros jugadores, además es importante desenvolvernos en un contexto de continua VARIABILIDAD , gracias a la cual el niño será CAPAZ de ADAPTARSE a las diferentes situaciones que se va a encontrar.

11.- No debemos manejar los conceptos de juego como si de una regla o norma fija se tratasen, ya que de este modo, estaremos cometiendo el mismo error: crear jugadores-robots .

12.- Destacar el uso de un elemento que solemos dejar de lado por el efecto rutinario del entrenamiento: la INCERTIDUMBRE – tareas.

13.- Por supuesto, utilizar aquellos ELEMENTOS AGONÍSTICOS que le proporcionen al niño el afán de superación y la competitividad innatos en nuestro deporte.

14.- Sería importantísimo, aunque ciertamente utópico, lograr que en el fútbol base NO se tengan que GANAR PARTIDOS para ser un BUEN ENTRENADOR / EDUCADOR.

15.- Deberíamos implantar el fútbol de la CALLE en cada entrenamiento.

16.- Podemos desarrollar campeonatos, competiciones en las que NO existan CLASIFICACIONES.

17.- Cambiamos la palabra “entrenar” por “FORMAR” para que los niños progresen con una única finalidad, concluir la temporada siendo mejores jugadores que al comienzo de ésta.

18.- Debemos COLOCARNOS siempre en la SITUACIÓN del NIñO. Miremos el fútbol desde su punto de vista.

19.- Entendemos que el entrenamiento debe ser INTEGRAL , teniendo en cuenta también el CONTEXTO REAL de JUEGO y las condiciones innatas al mismo.

“Acordémonos de las características específicas de los deportes colectivos, su naturaleza, la importancia “relativa” de la técnica, las relaciones de colaboración-oposición…” (Álvaro, Jordi)

20.- En ningún caso debemos tratar a los niños como si de “adultos en miniatura” se tratasen.

21.- El EDUCADOR es siempre un EJEMPLO para los niños.

22.- Cuando nos dirigimos al niño, debemos tener en cuenta que tanto a nivel cuantitativo como cualitativo, su nivel de atención dista mucho del adulto, por lo que a la hora de “presentarle” la información debemos ser auténticos DIDÁCTAS .

Según comenta Julio Garganta , la TASA DE RETENCIÓN de INFORMACIÓN de los niños varía notablemente según el método que usemos: (Enseñanza (Uso inmediato) = 80 %, Práctica = 75%, Discusión = 50 %, Lectura = 10 % y Charla = 5 %).

23.- Es realmente importante desarrollar de un modo eficaz los PROCESOS COGNITIVOS relacionados con la PERCEPCIÓN, ANÁLISIS, TOMA DE DECISIÓN y por último, EJECUCIÓN.

“No debemos crear jugadores-robots que automaticen conceptos y jugadas, sino aprender a MIRAR , antes y después de ejecutar” Juan M. Lillo

“Se atiende incorrectamente más al lado visible que al invisible ” Julio Garganta

24.- Igual de importante es el uso de tareas que requieran un esfuerzo extra de los jugadores en cuanto a selección o rechazo de determinados estímulos, ( DISCRIMINACIÓN ).

25.- La ACTITUD , la forma de relacionarse que tiene el EDUCADOR con el niño, influye decisivamente en el APRENDIZAJE de este.

Tienes que creer que comprendo para poder explicarme” (H.Thoreau)

26.- No podemos completar la formación de nuestros jugadores sino les inculcamos un ESPÍRITU CRÍTICO y una capacidad de ABSTRACCIÓN que les hagan constantemente cuestionarse el porqué de las cosas, la finalidad de los ejercicios que están realizando, el beneficio de los mismos, en definitiva ayudarles a formarse como SERES REFLEXIVOS .

27.- Sería interesante que existiera un sistema organizado de FORMACIÓN de EDUCADORES.

28.- Debemos EDUCAR además de mejorar sus cualidades futbolísticas, aspectos tales como:

- Afán de superación.

- Colaboración entre los compañeros.

- Espíritu crítico.

- Disciplina

- Valores: solidaridad, justicia, tolerancia…

29.- Busquemos que cada niño cree sus PROPIOS RETOS PERSONALES de este modo lograremos unos objetivos adecuados, evitaremos situaciones comparativas entre compañeros, aumentando su “ rendimiento” a todos los niveles.

“Es difícil someterse a una influencia. Debe penetrar sigilosamente en nosotros cuando no la esperamos, y concluir su tarea antes de que nos demos cuenta” (H.Thoreau)

30.- Desarrollemos aquellos ASPECTOS y VARIABLES PSICOLÓGICAS que puedan ayudarnos en nuestra labor como formadores.

La PSICOLOGÍA: Ayuda para seguir PROGRESANDO a nivel personal. Es un campo extenso en el que todavía podemos indagar mucho. Nos acerca al elemento PRINCIPAL y PROTAGONISTA del proceso enseñanza-aprendizaje: el NIÑO . (Giráldez, A)

31.- Debemos dedicarle tiempo a la OBSERVACIÓN de nuestros jugadores y a las relaciones que se establecen entre ellos. Esta acción tan sencilla nos reportará información valiosa.

32.- Ganándonos la confianza de los LIDERES conseguiremos aumentar el rendimiento individual de ese jugador, así como el del propio colectivo.

33.- Igual de relevante son los procesos de COMUNICACIÓN que se establecen entre los componentes del equipo. Debe existir fluidez en este sentido.

34.- No debemos olvidarnos de EDUCAR con INTELIGENCIA EMOCIONAL (Forma de interactuar con el mundo, ser eficaz a nivel personal, resolución de conflictos, relacionarse con los demás y entender los sentimientos (los propios y los ajenos (empatía)).

“Esta inteligencia emocional se consigue con una série de elementos como són: la AUTOCONSCIENCIA, el AUTOCONTROL, las HABILIDADES SOCIALES, la MOTIVACIÓN y la EMPATÍA” ELEMENTOS “ INTELIGENCIA EMOCIONAL” (Carrascosa, J.)

35.- Educar a través de la inteligencia emocional, permitirá aportarle una MADUREZ personal al jugador, permitiéndole desenvolverse adecuadamente en las futuras situaciones en que se verá inmerso.

COMO HABLAR DE FORMA QUE LOS NIÑOS NO PIENSEN…

- Decirles lo que pensamos en todas las ocasiones.

- Evaluar sus ideas y afirmaciones tan pronto como las expongan, etiquetándolas como “buenas” o “malas”.

- Darles consejos de nuestra propia niñez continuamente (“Cuando yo tenía tu edad…”).

- Mostrándole seriedad en todo momento.

- No repitiéndoles las explicaciones oportunas.

- Decirles que confíen en sus palabras y no en lo que hacen.

- Considerándonos perfectos, sin posibilidad a equivocarse en ningún aspecto.

36.- Existen algunos principios que debemos tener en cuenta y que pueden ayudarnos en nuestra labor como formadores, creando buen ambiente en el grupo.

“LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE LAS RELACIONES HUMANAS”  según (Fritzen, S.J.)

I.- HABLAR CON LAS PERSONAS (gestos amables).

II.- SONRÍE A LAS PERSONAS.

III.- LLAMAR A LAS PERSONAS POR SU NOMBRE.

IV.- SER AMIGO Y SER SERVICIAL.

V.- SER CORDIAL (Sinceridad, hacer las cosas con gusto).

VI.- INTERESARSE SINCERAMENTE POR LOS OTROS.

VII.- SER GENEROSO EN ELOGIAR Y CAUTELOSO EN CRITICAR.

VIII.- APRENDER A CAPTAR LOS SENTIMIENTOS DE LOS DEMÁS.

IX.- PREOCUPARSE DE LA OPINIÓN DE LOS OTROS.

X.- PROCURAR APORTAR, (Ayudar a los demás, compartiendo).

37.- Según José Carrascosa, las diferentes concepciones del entrenamiento se pueden agrupar  en dos grupos:

Centrados en GANAR

a.- La victoria no es lo más importante, sino que es lo único.

b.- El entrenador busca exclusivamente el éxito.

c.- Los futbolistas y el equipo son el medio para alcanzar la victoria.

d.- Asocian la victoria a su propia consideración como personas y profesionales, a su capacidad y conocimientos.

Centrados en los FUTBOLISTAS

a.- Piensan que la victoria es muy importante, aunque la consideran una consecuencia.

b.- Ponen el énfasis en el esfuerzo y el trabajo bien hecho, del entrenador y del equipo.

c.- Persiguen el enriquecimiento profesional y personal de los futbolistas.

d.- Conceden importancia al clima de trabajo y a las relaciones personales.

e.- El entrenador guía a los futbolistas, marca el camino para que logren el éxito.

38.- Por tanto, el crear jugadores maduros, que sepan valerse por sí mismos, que tengan dominio de sus propios sentimientos y del ambiente que les rodea será un objetivo primordial cuando trabajamos con categorías inferiores.

39.- Es necesario REFLEXIONAR, sobre nuestra labor, cada entrenamiento, después del partido. ¿Nos hemos puesto en el lugar de ese niño/a?, ¿Ese jugador/a se va contento a casa?, ¿Ha aprendiendo jugando?...

40.- Entonces SÍ nos estaremos acercando al elemento más importante del proceso enseñanza-aprendizaje, al NIÑO. Pues el niño es el PROTAGONISTA.

“El niño tiene que andar a su aire, inventarse su vida , tan distinta de todas las demás; con los ojos como dos platos absorbiendo su alrededor , con las respuestas y las preguntas a flor de piel; cerca o lejos de sus semejantes, de sus personajes, de sus héroes, de su familia; entendiéndose o enfrentándose a ellos con argumentos cada día más propios , más de dentro afuera, más de abajo arriba, más osados”. (Antonio Gala)