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ENTRENADORES DE FUTBOL

- el jugador

¿Qué és y cómo actúa un psicólogo deportivo?

¿Qué és y cómo actúa un psicólogo deportivo?

¿Qué és y cómo actúa un psicólogo deportivo?

La  función de un psicólogo de la actividad física y el deporte comienza con una evaluación psicológico-deportiva que se adapta al área de actuación (deporte de rendimiento, de base e iniciación o deporte de ocio, salud y tiempo libre) que permita detectar los problemas y permita ordenar prioridades de cara a la intervención posterior. Le sigue una una planificación, programación  y evaluación de la intervención a realizar.

En el deporte base el objetivo es la formación, aprendizaje y desarrollo de los más jóvenes promoviendo actitudes y valores y las funciones van dirigidas a:

1. La orientación y asesoramiento a los técnicos y responsables que intervienen en el deporte de base e iniciación.

2. Los familiares y promover un clima adecuado que favorezca la actividad físico-deportiva con pautas y talleres.

3. La formación directa a los técnicos, monitores y entrenadores.

4. La intervención directa con los deportistas en sus etapas de aprendizaje e iniciación en el entrenamiento de habilidades psicológicas básicas, programas de control de emociones…

Por otro lado la parte mental o psicológica no puede dejar de entrenarse como un aspecto más que acompaña al deportista a nivel individual o grupal  también en deporte de competición y élite.

El psicólogo deportivo debe ayudar al deportista a entrenar diferentes variables que influyen en el rendimiento deportivo. En el deporte el deportista no tienes porque estár solo.

Diferentes variables psicológicas que influyen en el rendimiento deportivo y que debe entrenar el deportista:

- Control de pensamientos, autoinstrucciones.

- Ansiedad precompetitiva.

- Estrés.

- Falta de autocontrol.

- Motivación.

- Concentración.

- Cohesión de equipo.

- Confianza en uno mismo.

- Comunicación.

- Gestión emocional.

- Acompañamiento durante la lesión y en su incorporación deportiva.   

La preparación psicológica del guardameta.

La preparación psicológica del guardameta.

LA PREPARACIÓN PSICOLÒGICA DEL GUARDAMETA.

Muchos chicos poseen excelentes condiciones para la portería, pero ¿Por qué muchos se quedan en el camino? Unos no tienen carácter o personalidad para ser porteros, otros no soportan la presión de la alta competición, muchos carecen de paciencia para esperar su oportunidad y perseverar… Todas estas causas están relacionadas con el ámbito emocional.

En la actualidad la dificultad se agudiza debido a que nuestros jóvenes son poco competitivos y suelen abandonar ante metas a largo plazo, como consecuencia de la sociedad del bienestar que les ha acostumbrado a lograr todo casi sin esfuerzo. El portero debe rendir al máximo nivel bajo cualquier circunstancia. Por eso es primordial una buena preparación psicológica. Las tres figuras claves encargadas de este desarrollo son el entrenador, el preparador de porteros y el psicólogo deportivo.

Estas son las competencias emocionales que deben completar la formación de los porteros:

a.- Entender la soledad del guardameta.

El portero vive el partido en soledad, aunque se trate de un trabajo colectivo. Está solo por la especificidad de su tarea y por la distancia que le separa de sus compañeros en el terreno de juego. Mientras que los demás pueden pasar más desapercibidos, el trabajo del portero es muy manifiesto. El portero suele estar solo en el éxito y en el fracaso: celebra en soledad los goles que marca su equipo y sufre sólo el gol encajado.

b.- Leer el juego sin participar activamente en él.

Es muy difícil mantener la concentración necesaria cuando apenas se interviene en el juego. El estilo atencional del portero requiere un trabajo específico hasta que el portero interiorice la importancia de su trabajo “sin balón”. Es imprescindible estar siempre conectado a la acción, en estado de vigilancia o alerta. Y no es una tarea fácil. Es algo que se debe entrenar todos los días no desconectando. El psicólogo evalua nuestro estado emocional, sabe si tenemos poca o demasiada activación nerviosa. El portero debe saber encontrar el estado ideal de rendimiento utilizando técnicas que disminuyan dicha activación cuando es excesiva (relajación) o que la incrementen cuando sea insuficiente (energetización).

c.- Dirigir a los compañeros.

Un buen portero manda y dirige a sus compañeros, especialmente a los defensas. Es una tarea de suma importancia que no puede depender de la personalidad o carácter de su portero. “Es mudo, no habla”, se quejan en ocasiones los entrenadores. Muchos piensan equivocadamente que el carácter no se puede modelar ni cambiar. Nada más lejos de la realidad. Es imprescindible que el portero tenga mucho carácter. El psicólogo deportivo es quien va orientando el carácter del portero hacia el liderazgo. Es una exigencia común de todos los entrenadores, organizar al equipo ya que dispone de una situación privilegiada para observar el comportamiento del equipo.

d.- Aceptar la posibilidad del error.

El error del resto de jugadores pasa mucho más desapercibido y no es tan determinante sobre el resultado del partido. Desde una lógica emocional, el portero está pendiente de no cometer errores, lo que le hace estar mucho más inseguro. Tratar de no equivocarte provoca la aparición de más errores. Dicen que errar es de humanos. Pero el error del portero suele ser de “bulto” o “grosero”, es decir muy evidente y peligroso para el equipo. El portero puede aprender a convivir con el riesgo del error, como algo inherente a su trabajo, de forma que no le afecte en su trabajo. Victor Valdés estuvo a punto de renunciar a su carrera con 18 años por ese motivo, pero realizó un trabajo psicológico importante para asumir la posibilidad del error.

e.- Contagiar Seguridad.

El portero contagia sus emociones a su equipo y a la grada. La inseguridad del portero resta confianza de sus compañeros en él, haciéndoles más difícil la labor defensiva. Es muy curioso cómo se “escucha” con gran nitidez el silencio de la grada ante una acción de un portero cuando lo percibe algo inseguro. A su vez este silencio llega a bloquear al portero, le hace todavía más inseguro. El portero es un gran “transmisor” de estados anímicos. En las primeras acciones del partido conviene no arriesgar y efectuar varias intervenciones sin ningún titubeo. Todo lo contario debe hacer al final del partido, donde el portero debe transmitir control de la situación arriesgando en esas acciones finales. El portero puede ayudar a manejar el tempo del partido. Es algo difícil de aprender, porque tras una intervención la adrenalina corre por las venas y el cuerpo demanda más acción. Pero en ese momento es cuando más tranquilidad se debe dar al equipo porque el contrario está atacando y el equipo necesita recomponerse para poder retomar el control del partido. Todo lo contrario sucede cuando está sin participar en el juego, poco a poco va bajando la activación y puede llegar a desconectarse de la acción.

f.- Mejorar como objetivo.

El portero suele estar muy orientado hacia el éxito. Se mueve por motivaciones relacionadas con la satisfacción del ego, como ser titular, mantener la portería a cero, detener penaltis, ser objeto de buenas valoraciones por parte de los medios de comunicación… Por eso se desanima cuando no logra esos objetivos y, según su impresión, pierde la confianza del entrenador. Es necesario que el portero se mueva también por otras motivaciones que le ayuden a trabajar diariamente y a mantener el ánimo aunque no participe habitualmente en la competición. Es importante que el portero entienda que la titularidad no depende de él, sino que es una decisión del entrenador. Un buen trabajo diario es el mejor camino hacia la titularidad. Es de vital importancia marcarse un objetivo para la temporada para evitar la relajación. El entrenador de porteros cobra especial protagonismo en la batalla contra la relajación. Todos los entrenamientos tienen que estar orientados hacia una mejora concreta. El entrenamiento del día anterior y el calentamiento son los momentos que más marcan la confianza de un portero de cara a la disputa de un encuentro. Es primordial que el trabajo del entrenador de porteros deje una sensación de pleno dominio de todas las facetas del juego.

g.- Metas a largo plazo y saber esperar la titularidad.

Es muy difícil encontrar porteros que hayan triunfado siendo muy jóvenes. Iker Casillas, Asenjo y Víctor Valdés son excepciones. Lo normal es el caso de ese portero que alcanza la continuidad en los partidos a partir de los 25 años. Los entrenadores suelen confiar más en el portero “veterano” que en el joven, quizás por que la experiencia le ha ido dotando de las competencias de las que adolecen los más jóvenes. Un portero impaciente tiene difícil sobrevivir en el fútbol profesional. Iker Casillas ha dado un ejemplo de ello esta temporada. Pese a su condición de estrella e icono del madridismo, ha asumido su suplencia trabajando y logrando buenas actuaciones en la Copa del Rey y Liga de Campeones.

h.- Aceptar y saber convivir con las críticas.

El futbolista trabaja en un “escaparate”, a la vista de cualquiera. No resulta fácil aislarse, y cualquier futbolista ha vivido la sensación de sentirse observado o examinado por el gran público. Entonces el rendimiento decae drásticamente. El futbolista suele leer casi todo lo que se publica sobre él, aunque confiese lo contrario. Ser objeto de críticas o sentir que existen dudas respecto al propio trabajo debilita enormemente la autoconfianza individual. Es necesario dotar al portero de recursos de tipo psicológico que le ayuden a convivir con su “examen” semanal. Nuevamente, un buen ejemplo nos lleva a la portería del Real Madrid: Diego López ha sabido aislarse de la falta de sensibildad de algunos sectores de la prensa y de la afición. Incluso algunos medios de comunicación se inventaron una mala relación entre Casillas y él, cuando en realidad su competencia y entendimiento han sido muy sanos en todo momento.

i.- Manejo interno de la autoconfianza.

El portero debe trasladar confianza desde su trabajo. No puede esperar que el entrenador le “regale” confianza. Es una expectativa equivocada por parte de muchos futbolistas. Son ellos los que deben convencer a sus entrenadores, lo que solo es posible desde el manejo de la propia autoconfianza. Los demás pueden dudar, pero uno no puede dudar se sí mismo. Esto resulta difícil que surja espontáneamente cuando el futbolista es joven o está en proceso de formación. Hay que enseñarle y trasladarle recursos para que sepa navegar en el mar de las dudas ajenas.

j.- Competir cada día.

El joven portero que intenta hacerse un hueco en el fútbol profesional suele tener pocas oportunidades de participar en los partidos. Equivocadamente piensa que está perdiendo el tiempo al no poder jugar con continuidad. Sin darse cuenta, está despreciando la oportunidad que le ofrecen los entrenamientos para competir. El compañero se ha de convertir en el rival a superar, buscando con él un duelo permanente pero noble, siempre desde el trabajo bien hecho. Ese duelo ha de aprender a llevarlo desde el espíritu de superación, incluso más allá del terreno de juego. En ocasiones el compañero más veterano maneja unos resortes que acaban desequilibrando al más joven. Esto no es posible. Debe aprender a convivir con este tipo de situaciones sin que hagan mella en su ánimo ni en su trabajo. Es importante que el entrenador de porteros cree un ambiente de competencia sana entre los porteros desde la pretemporada. Todos los porteros creen que este es el momento más importante para hacerse un hueco en el equipo titular. Es sorprendente la cantidad de porteros que, tras la primera jornada, se relajan y dejan de trabajar con la intensidad necesaria. Es un error garrafal que cometen tanto los porteros que consiguen ser titulares (tienen la falsa sensación de haber conseguido la meta de la temporada), como los suplentes (asumen mal su rol y ya no presentan batalla).

k.- Control de la ansiedad, el estrés y el enfado.

Ante situaciones de dificultad, exigencia, conflicto o frustración se puede desatar un caudal de emociones. Según la personalidad, puede surgir el enfado, la ansiedad, el desánimo… y se hace difícil trabajar como uno es capaz de hacerlo. Manejar estas emociones para contenerlas y lograr que no afecten al rendimiento es clave en cualquier futbolista. Se trata de aprender a vivir “solo” ante el peligro, disfrutando al máximo y logrando aislarse de las circunstancias que rodean a la tarea. Entrenar habilidades psicológicas que favorecen el autocontrol emocional es aconsejable siempre, mucho más en los porteros.

(Los autores de este articulo són José Carrascosa y Xavi Oliva.Foto: Offside)

¿Cómo debe ser el capitán de un equipo de fútbol?

¿Cómo debe ser el capitán de un equipo de fútbol?

¿QUÉ ÉS EL CAPITÁN DEL EQUIPO?

El capitán de un equipo de fútbol es el jugador escogido para ser el líder del equipo, representando, dentro del campo de juego, a todos sus compañeros frente a los árbitros del encuentro y tiene también a su cargo la organización y mando del equipo conforme a las órdenes del entrenador y también conforme a la situación y su visión de juego.

Incluso, cualquier reconvención o advertencia del árbitro frente al equipo le es comunicada usualmente al capitán. Asimismo, fuera de los terrenos de juego también tiene una representación del plantel de jugadores del equipo, ya sea frente a la directiva del club o en actos institucionales de estos. Normalmente, esta función suele desarrollarla el miembro más veterano del equipo (el más representativo). Sobre el terreno de juego, se distingue de los demás por el brazalete que lleva en el brazo.

El capitán es el representante y portavoz de los jugadores, especialmente durante el desarrollo de los partidos. Suele ser el único jugador en el campo con derecho a dirigirse al árbitro para hacer observaciones o pedir aclaraciones, así como para participar en los sorteos de campo o de saque y firmar el acta del partido.

¿QUÉ CUALIDADES DEBE TENER EL CAPITÁN DEL EQUIPO?

Personalidad, voz de mando, capacidad de comunicación, habilidad estratégica, responsabilidad y equilibrio emocional son cualidades prácticamente indispensables para ser capitán de un equipo de fútbol. Generalmente estas cualidades las da la veteranía y la experiencia.

Debe saber comunicarse con los jugadores durante el juego. Es importante para el equipo que sepa dar instrucciones a sus compañeros durante el partido y trate de corregir a sus compañeros en el momento oportuno. Durante una interrupción del juego, el capitán debe tratar de comunicarse con uno o dos de los jugadores más cercanos a él para comentarles la situación de juego.

Hacer cumplir las instrucciones y decisiones del árbitro, ayudando al colegiado, a su protección y a que el partido se desarrolle con normalidad de principio a fin. Teniendo en cuenta que el papel del capitán está bien definido en el reglamento, se presupone que debe influenciar positivamente sobre el desarrollo de los rasgos y cualidades determinados de la personalidad y la conducta de los futbolistas.

El capitán de un equipo de fútbol puede no ser el mejor jugador del equipo, pero un capitán tiene que saber cuándo debe tirar del equipo y leer todos los escenarios posibles del juego para saber qué hacer para ayudar a impulsar a su equipo a jugar mejor.

El capitán debe mirar y escuchar al entrenador durante el juego. Esto es especialmente importante durante las interrupciones del juego. El entrenador puede notar algo que hay que modificar o cambiar en el equipo y el capitán puede realizar los ajustes que desea realizar el entrenador.

¿CÓMO ÉS LA RELACIÓN ENTRE EL CAPITÁN Y EL ENTRENADOR?

Las relaciones entre el entrenador y el capitán tienen una gran importancia en el plano de la colaboración del entrenador con el equipo, específicamente en las situaciones, cuando exista rivalidad o cualquier otra forma de divergencia y se necesite conocer la opinión de los miembros del equipo. Es necesario señalar que en cuanto el capitán es un líder elegido por los futbolistas, él puede ponerlos a ellos en contra del entrenador. El capitán con frecuencia contribuye al fracaso inexplicable del equipo, al conflicto y hasta la salida del equipo del entrenador.

El entrenador experimentado, que tiene buenas relaciones con los miembros del grupo, puede en mayor medida consolidar éstas, si combina la dirección con relaciones emocionales amistosas con los deportistas. Esta afinidad puede lograrse cuando el entrenador brinda su asesoramiento y consejo a los futbolistas y se acorta la distancia que existe entre él y ellos, debido a la diferencia de edad, experiencia, así como derechos y deberes.

Para establecer y mantener unas relaciones estables y favorables con el equipo, es importante que el entrenador sepa establecer sus relaciones con el capitán, prestándole atención a lo siguiente:

- Los objetivos y las tareas del capitán y de los otros jugadores deben concordar.

- El capitán, al cumplir la orientación general del entrenador, desempeña el papel dirigente "parcial" sólo en situaciones determinadas.

- El papel de capitán es más responsabilidad que privilegio.

- El papel del capitán trae consigo el cumplimiento de funciones determinadas inclusive fuera de la actividad deportiva.

- El capitán debe saber diferenciar la relación positiva o negativa de todos los miembros del equipo hacia un jugador determinado, independientemente de su relación personal hacia el deportista dado.

- Las relaciones de los diferentes miembros del equipo con el capitán tienen mayor importancia que las relaciones entre los jugadores "simples". A esto se le debe prestar una atención especial.

¿CÓMO SE DEBE ELEGIR EL CAPITÁN?

Todas estas exigencias deben de tenerse en cuentas al elegir al capitán. Por eso a diferencia de líder, que aparece en gran medida de forma espontánea y accidental, la situación del capitán es administrativa. En virtud de esto la elección del capitán está condicionada por una serie de principios y criterios tradicionales, que tienen en cuenta la edad y la experiencia del candidato, su categoría deportiva en el equipo, la capacidad para establecer contacto con los superiores, dirigentes y entrenadores, su nivel cultural y educacional y sus éxitos fuera de la actividad deportiva.

La elección del capitán le brinda la posibilidad al deportista de expresar su opinión y la decisión final, sin embargo, la organización y la realización de este procedimiento tiene con frecuencia, un carácter directo. En este caso, las necesidades del equipo podrían carecer de la cortesía necesaria. Si la elección del Capitán fue realizada de una manera directa, y sin la emotividad necesaria éste fue aceptado por parte de los jugadores, entonces ya desde el inicio podría surgir una situación desfavorable, tanto para el equipo como para el Capitán. Si además de esto en este equipo existe un líder informal, entonces el Capitán que fue elegido de la forma antes mencionada, solo agravará las relaciones existentes entre los jugadores, lo que indiscutiblemente provocará la formación de grupo, disminuyendo así la cohesión del equipo.

La designación del capitán en contra de las tradiciones existentes en el equipo puede traer como resultado, tales consecuencias desfavorables. En estos casos, en el equipo solo existirá formalmente el capitán, y la situación de los problemas puede conducir a que se plantee la pregunta acerca de su permanencia en el equipo en calidad de jugador "simple". En casos similares, el equipo idea diversas variantes de compromiso, las que, sin embargo no alivian las situaciones ni del equipo, ni del capitán.

Teniendo en cuenta todo esto, hay que decidir categóricamente, si el papel del capitán se determinará realmente por elección o estas funciones, para reafirmar el orden serán confiadas al deportista, que fue designado para este cargo para un plazo determinado.

¿ES BUENO CAMBIAR DE CAPITÁN CADA PARTIDO?

En el fútbol base podemos decir que si, pues de esta manera todos los jugadores pasan por el rol de líder, ejerciendo sus funciones y asimilando sus funciones. Como capitán, el jugador ejerce muchas cualidades que son muy positivas para el desarrollo de los niños y por lo tanto es algo que hay que fomentar desde pequeños.

De esta manera también podremos observar y ver desde pequeños que jugadores tienen verdaderas cualidades para ser buenos capitanes en el futuro.

¿CÓMO ÉS UN EQUIPO SIN CAPITÁN?

A veces nos encontramos con equipos en los que no existe un verdadero capitán. Las causas de esto pueden ser muchas. Suele relacionarse con la influencia manifiesta de la personalidad del entrenador. Cuando un equipo es regido con estilo directivo, con frecuencia no hay sitio para el capitán, pues deben ocupar el lugar correcto entre el entrenador y la plantilla.

Un equipo sin capitán no está en condiciones de mostrar todas sus posibilidades. Será sensible a las situaciones difíciles y estará menos capacitado para competir y alcanzar un buen resultado. Un desarrollo desfavorable del partido origina altercados en las relaciones entre los jugadores, y el equipo puede pasar a ser un grupo desunido y, por lo tanto, deja de ser un equipo como tal.

¿Cuándo un jugador es un buen compañero?

¿Cuándo un jugador es un buen compañero?

1.   Anima a tus compañeros, tanto en la competición, como en el día a día de los entrenos. Esas palabras siempre son escuchadas y fortalecen a tus compañeros.

2.   Interésate por conocer los puntos fuertes y las debilidades de tus compañeros para ayudarles a mejorar. Reconoce sus avances.

3.   Felicítalos por sus progresos y comprende y disculpa los errores de un compañero.

4.   No seas egoísta por querer jugar siempre, aprende también a ver jugar a tus compañeros cuando así lo decida tu entrenador y se honesto en no jugar cuando físicamente no te encuentres en las condiciones adecuadas.

5.   Tienes que verte como una pieza más del engranaje del equipo. Sin fijarte únicamente en tu actuación personal. Comprende que el equipo somos todos y cualquier aporte al mismo por pequeño que sea, es importante.

6.   Interésate por conocer las inquietudes y factores que afectan a tus compañeros, sin preocuparte solamente del aspecto deportivo.

7.   Evita entrar en conflictos y contribuir a que exista en cada ocasión un ambiente de unión y amistad en el equipo.

8.   Contribuye a la unidad del equipo, sin crear grupitos, que dividan al equipo.

9.   Facilita que se te puedan decir las cosas. Si se trata de una corrección, acéptala con buena cara –sin recriminaciones- y agradece ese gesto siempre costoso del compañero.

      10. Igualmente, di las cosas que piensas a la cara. Hazlo sin rodeos, pero con delicadeza.

¿Cuando un jugador es psicológicamente fuerte?

¿Cuando un jugador es psicológicamente fuerte?

Hoy os pongo los consejos o características que debe tener un jugador para considerarlo psicológicamente fuerte:

1.- Debe tener una gran auto-motivación; es decir, no es necesario que lo estén reconociendo a cada instante para que rinda al máximo.

2.- Participa en el entrenamiento y en el juego para ganar y hace todo lo posible para lograrlo.

3.- Sabe distinguir entre el resultado del juego (perder o ganar) y su propio rendimiento.

4.- Siempre está dispuesto a aprender de sus errores y sabe cómo hacerle frente a la crítica.

5.- Es positivo pero realista. Nunca pierde la esperanza, nunca se rinde.

6.- Siempre tiene sus sentimientos bajo control.

7.- Difícilmente las emociones como el enojo y el temor se apoderan de él.

8.- En los momentos de presión es cuando se muestra más calmado. La presión es un reto para él.

9.- Cuando está en el entrenamiento o en el juego su concentración es absoluta.

10.- Debe ser siempre vigoroso y lleno de energía.

11.- Posee una gran auto-confianza.

12.- Cree de manera absoluta en su potencial.

13.- No busca excusas o justificaciones y se responsabiliza por sus acciones.

14.- Su rendimiento es consistente partido a partido.